Como resultado de esa nueva situación, en la década de 1860 se construirían en Londres numerosos teatros. Los mercados que dan abasto a la ciudad son el mercado Melchor Ocampo y Emiliano Zapata en el centro de la ciudad así como el mercado Venustiano Carranza conocido como el «Mercado de flores». Los viajeros ampliaban nuestro conocimiento del mundo objetivamente considerado; los teóricos de las ciencias estudiaban su estructura interna; los economistas políticos y los moralistas deducían conclusiones que escandalizaban al hombre corriente.